¿Qué sería del mundo sin el uso de las nuevas tecnologías? En nuestra época es difícil imaginarlo, pues las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) se han vuelto indispensables en nuestra sociedad y un requisito para la incorporación al mundo laboral. Dada su importancia, ¿cómo se pueden implementar y gestionar estas tecnologías en el ámbito de la educación?
Existen diversos planes y modelos que definen las buenas prácticas sobre la implementación y gestión de las nuevas tecnologías en el aprendizaje. Por ejemplo, podemos mencionar que la Unesco y el Banco Mundial (BM) consideran que, para el desarrollo de las TIC, es clave la labor del profesor en la enseñanza de las mismas. Por ello, su propuesta apunta hacia la creación de un modelo estándar de competencias en las TIC para los docentes que les permita ampliar su formación.
Por su parte, para la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el énfasis debe estar en el estudiante, debido al creciente uso de las nuevas tecnologías en la educación y en todos los aspectos de la vida cotidiana, bien sea dentro o fuera de las aulas. Todo esto, sin minimizar en absoluto la labor del profesor en el proceso formativo.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) conecta las dos visiones anteriormente presentadas para explicar una propuesta equilibrada, enfocada en los aprendizajes como objetivo clave en la implementación de la tecnología en la educación. Tomando en cuenta los anteriores puntos de vista, para entender cómo implementar políticas y gestionar las nuevas tecnologías en la educación, los siguientes aspectos son claves:
La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha analizado las buenas prácticas en la puesta en marcha de las TIC en el sistema educativo. Una de sus conclusiones es que la figura del profesor es fundamental para proporcionar el diseño de clases que incluyan como eje central, el uso de la tecnología.
Para lograr esto, la formación del docente es clave para mejorar sus niveles de acercamiento y confianza hacia las TIC. Asimismo, es importante diseñar programas de apoyo e incentivos que promuevan la utilización de tecnologías en las clases, ya que su implementación en las aulas genera un mayor impacto en el logro del estudiante.
Aun cuando un profesor conociera los beneficios de aplicar la ciencia y tecnología en su estilo de enseñanza, actividades y contenidos, no podrá utilizar las TIC si no cuenta con la dotación necesaria para ello.
Una adecuada infraestructura, apoyo técnico y recursos digitales son algunos de los aspectos a considerar en el diseño de políticas para la inclusión de las TIC en los modelos educativos. Además de proveer conexiones a Internet de banda ancha y a bajo costo a las instituciones educativas, un escenario ideal apunta a la creación de redes que permitan interconectar centros de educación.
Este aspecto se refiere al desarrollo de paquetes de tecnología aplicada a la educación, aplicaciones que ayuden a la enseñanza, repositorios de contenido digital o aulas virtuales con cursos de e-learning para que los estudiantes puedan seguir reforzando sus conocimientos. Todos estos ejemplos pueden potenciar y maximizar la función de la tecnología en la educación.
Son destacables las acciones y los avances tecnológicos del Reino Unido con su programa National Grid for Learing: un grupo de materiales y recursos tecnológicos de educación de calidad disponible en Internet que permiten a los centros educativos acceder a materiales con altos estándares de enseñanza.
Los autores Francisco Benavides y Francesc Pedró, en su estudio sobre la implementación de políticas educativas sobre nuevas tecnologías en los países iberoamericanos, coinciden en que la utilización de redes de apoyo es fundamental en el proceso de gestión de las TIC en el aspecto de la enseñanza.
Ellos señalan que existe un amplio consenso sobre la importancia de avanzar en la creación de redes que permitan compartir experiencias, procesos de enseñanza, recursos y conocimientos. Estas, que ya existen en los países hispanohablantes, suelen tener conexión con el extranjero y, aunque muchas son financiadas por gobiernos, cada vez son más, las que sostienen los propios profesores con el propósito de intercambiar saberes.
Para una buena gestión de las tecnologías en la educación, es de vital importancia que el Estado diseñe, implemente y gestione políticas en este sentido. Además, es fundamental que se promuevan reformas curriculares con evaluaciones constantes sobre las tendencias en el uso de las TIC.
En paralelo a financiar el uso de tecnología, los funcionarios del Estado deben estar a la vanguardia con las TIC para lograr un trabajo eficiente y poner énfasis en la importancia de su implementación en los diferentes niveles educativos.
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